El Instituto de Tecnologías Limpias (ITL) puso en marcha su primera convocatoria de innovación abierta el 19 de noviembre de 2025, con un lanzamiento formal en Antofagasta al día siguiente. La iniciativa, que moviliza US$30 millones, busca impulsar soluciones tecnológicas reales para la minería y la energía, con 17 desafíos concretos diseñados no en laboratorios, sino en las faenas y plantas donde se necesita cambiar de verdad. No es un concurso de ideas sueltas: es una apuesta por tecnologías que ya tienen prototipo, pero que aún no han cruzado la línea entre el laboratorio y la industria. Y eso, para muchos, es lo más valiente de todo.
De la promesa a la acción: cinco meses después del convenio con Corfo
El ITL nació en junio de 2025, tras firmar un convenio con la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo). Cinco meses después, ya no solo habla: actúa. "Este es un hito relevante para nosotros", dijo Patricio Aguilera, director ejecutivo del ITL, en el evento de lanzamiento. "No queremos solo financiar proyectos. Queremos construir capacidades nacionales, protocolos de validación, bancos de ensayo y rutas de certificación que el país necesitará en los próximos diez años".
La convocatoria no es un regalo. Es una exigencia. Las soluciones deben tener un Technology Readiness Level (TRL) mínimo de 4: ya no son ideas en papel, ni siquiera prototipos de laboratorio. Son sistemas que han sido probados en condiciones controladas y que ahora necesitan un entorno real para demostrar que funcionan bajo polvo, vibraciones, temperaturas extremas y horas de operación ininterrumpida. Eso significa que los postulantes no pueden ser solo universidades con buenos papers. Necesitan aliados: startups con experiencia en campo, empresas de ingeniería, centros tecnológicos. La colaboración no es un plus: es requisito.
Los 17 desafíos: de la inspección solar hasta la descarbonización total
Entre los desafíos, uno destaca por su urgencia: el número 17, que busca "destrabar las barreras que impiden la penetración de tecnologías renovables" en procesos industriales. En Chile, donde el sol brilla casi todos los días, todavía hay faenas mineras que dependen de diesel. ¿Por qué? Porque los sistemas híbridos no se integran bien, porque la batería no aguanta el ciclo, porque el control de carga no es inteligente. El ITL quiere soluciones que no solo generen energía, sino que la gestionen como un sistema vivo.
Otro desafío, menos visible pero igual de crítico, apunta a la inspección de paneles solares. Hoy, revisar un campo fotovoltaico lleva días, requiere personal especializado y aún así se pasan fallas. El ITL pide algoritmos de inteligencia artificial, drones con sensores térmicos, sistemas automatizados que reduzcan costos de operación y mantenimiento (O&M) en un 40% o más. "No se trata de hacer más paneles. Se trata de hacerlos durar, funcionar y ser más baratos de mantener", explicó una fuente interna del ITL.
El almacenamiento energético también está en el centro. No basta con tener baterías. Hay que optimizar su carga, su seguridad en entornos con hidrógeno, su interoperabilidad con maquinaria pesada. El ITL quiere sistemas que no solo almacenen, sino que anticipen picos de demanda, se adapten a la variabilidad del sol y la viento, y se integren sin modificar la infraestructura existente. "Estamos hablando de TRL 4 a TRL 7 en menos de dos años", dijo Aguilera. "No es fácil. Pero si no lo hacemos ahora, lo harán otros".
¿Quién puede postular? Y ¿qué pasa después?
La convocatoria está abierta a empresas, startups, universidades y centros de investigación de Chile y del extranjero. No hay restricciones geográficas, pero sí una clara preferencia por propuestas que incluyan al menos un actor chileno. "Queremos que el conocimiento se quede aquí", señaló Aguilera. Las postulaciones cierran el 9 de enero de 2026, y los proyectos seleccionados deberán comenzar a ejecutarse antes de junio de 2026.
Lo que sigue no es solo dinero. Es acompañamiento. El ITL ha diseñado un sistema de mentoría técnica, acceso a sus laboratorios en Antofagasta y Coquimbo, y conexión directa con empresas mineras como Codelco, Anglo American y SQM, que ya han expresado interés en pilotar las soluciones seleccionadas. No es un concurso. Es una red de innovación.
¿Por qué esto cambia el juego para Chile?
Chile no solo es el mayor productor de litio del mundo: es el país con más potencial solar y eólico en América Latina. Pero hasta ahora, esa riqueza natural no se ha traducido en liderazgo tecnológico. La mayoría de las soluciones limpias que se usan en nuestras minas vienen de Alemania, Estados Unidos o China. El ITL quiere cambiar eso. No se trata de reemplazar importaciones. Se trata de crear un ecosistema donde la tecnología se desarrolle aquí, se pruebe aquí, y se exporte desde aquí.
El gobierno ha marcado esto como una prioridad nacional. En un contexto de transición energética acelerada, donde la UE y EE.UU. imponen estándares cada vez más estrictos sobre la huella de carbono en la cadena minera, Chile no puede depender de soluciones ajenas. Tiene que construir las suyas. Y esta convocatoria es el primer paso concreto.
¿Qué sigue?
En marzo de 2026, se anunciarán los primeros 10 proyectos seleccionados. Para 2027, se espera que al menos tres de ellos estén en operación real en faenas mineras. El ITL también planea lanzar una segunda convocatoria en septiembre de 2026, con foco en la economía circular del litio y la gestión de residuos mineros. La apuesta es clara: no se trata de una sola convocatoria. Es el inicio de una estrategia nacional de innovación industrial.
Frequently Asked Questions
¿Qué tipo de tecnologías busca exactamente el ITL?
El ITL busca soluciones con TRL 4 o superior en áreas clave: almacenamiento energético, inspección automatizada de paneles solares, integración de energías renovables en procesos mineros, seguridad en sistemas de hidrógeno y optimización de la eficiencia energética. No acepta ideas teóricas: deben ser prototipos validados que ya hayan pasado pruebas de laboratorio y necesiten un entorno industrial para escalar.
¿Pueden postular empresas extranjeras sin asociados chilenos?
Sí, pueden postular, pero las propuestas que incluyan al menos un socio chileno —un centro de investigación, una startup local o una universidad— tendrán ventaja competitiva. El objetivo es fortalecer el ecosistema tecnológico nacional, no solo comprar soluciones externas. La colaboración es un criterio clave en la evaluación.
¿Cómo se garantiza que las tecnologías seleccionadas realmente se implementen en la industria?
El ITL no solo financia: vincula directamente a los postulantes con empresas mineras que han confirmado su interés en pilotar los proyectos. Cada propuesta seleccionada debe incluir una carta de compromiso de una empresa real que se comprometa a probar la tecnología en una faena. Esto evita que los proyectos se queden en el papel.
¿Qué pasa si mi tecnología no cumple con el TRL 4?
No será elegible para esta convocatoria. Pero el ITL está trabajando en un programa de aceleración para tecnologías con TRL 2-3, que lanzará en 2026. Si tu idea está en etapa temprana, prepárate: habrá otra oportunidad. Lo importante es que no se trata de una puerta cerrada, sino de una escalera: primero se validan, luego se escalan.
¿Por qué Antofagasta fue el lugar elegido para el lanzamiento?
Porque es el corazón de la minería chilena. Allí están las mayores faenas de cobre, litio y nitratos, y también los mayores centros de investigación en energía solar y almacenamiento. Lanzar allí no es simbólico: es estratégico. El ITL tiene laboratorios en la región y quiere que los innovadores vayan directamente a donde se necesita la tecnología, no a una oficina en Santiago.
¿Cuánto tiempo tardarán en verse resultados reales?
Los primeros pilotos podrían estar operando en faenas mineras antes de finales de 2026. Para 2027, se espera que al menos tres tecnologías seleccionadas estén en uso continuo, con mediciones de reducción de emisiones, costos y consumo energético. El ITL publicará informes trimestrales de progreso, y los resultados serán públicos.
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