En un giro inesperado que cambia el rumbo de una guerra comercial de más de un año, el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, y el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, cerraron una reunión de apenas 100 minutos el jueves 30 de octubre de 2025 en la Base Aérea de Busán, Corea del Sur, con un pacto que desactiva dos de las mayores bombas de relojería en la relación económica entre las dos superpotencias. El acuerdo, anunciado al vuelo de regreso a Washington, incluye una reducción de los aranceles estadounidenses sobre productos chinos del 57% al 47%, con un recorte específico del 20% al 10% en los gravámenes vinculados al fentanilo —un gesto de buena fe por la cooperación china en el control de precursores químicos— y, a cambio, China suspende por un año las restricciones a la exportación de tierras raras, clave para electrónica, vehículos eléctricos y defensa.
Un acuerdo de contrapartidas inmediatas
Lo más sorprendente no fue el anuncio en sí, sino su rapidez y concreción. Mientras Trump declaraba a periodistas a bordo del Air Force One que "Grandes, enormes cantidades de soja serán compradas de inmediato", China ya había ejecutado dos cargamentos de 132.000 toneladas métricas de soja estadounidense, según Bloomberg. Esa compra, realizada el 29 de octubre, fue la primera desde mayo de 2025, cuando Pekín suspendió las adquisiciones tras el incremento de aranceles a más del 50%. El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) proyecta que, con este giro, las ventas de soja a China podrían alcanzar los 30 millones de toneladas en 2026 —un 75% del volumen previo a la guerra comercial—, lo que aliviará a cientos de miles de agricultores estadounidenses que llevaban seis meses sin ingresos clave.
Por su parte, el Ministerio de Comercio de China, mediante la Circular No. 2025-045 del 9 de octubre, había impuesto licencias obligatorias para exportar neodimio, disprosio y terbio —minerales que representan el 60% del procesamiento global según el Geological Survey estadounidense—. La suspensión entrará en vigor el 1 de noviembre de 2025 y se mantendrá hasta el 31 de octubre de 2026, según confirmó el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información chino. Para empresas como Intel, Apple o Tesla, que dependen de estos materiales para sus chips y baterías, es un respiro inesperado. "Esto evita una crisis de cadena de suministro que ya estaba afectando la producción de vehículos eléctricos en Europa y EE.UU.", señaló una fuente anónima de la cadena de suministro de automoción en Munich.
El fentanilo: el precio de la paz comercial
El recorte del arancel del 20% al 10% sobre productos relacionados con fentanilo no fue un regalo. Es una condición. El Departamento de Justicia de EE.UU. estima que el 90% de los precursores químicos usados para fabricar fentanilo ilegal en EE.UU. provienen de China. Los aranceles del 20%, implementados en enero de 2025, fueron una herramienta de presión. Trump dejó claro: "En cuanto veamos que China toma medidas enérgicas contra las exportaciones de fentanilo y precursores, nos desharemos del otro 10%". Es decir: el 10% restante no se elimina automáticamente. Se convierte en un mecanismo de vigilancia. China, por su parte, ha prometido "acciones concretas" —aunque aún no ha detallado cuáles—, y el portavoz del Ministerio de Comercio, He Yadong, habló de "un consenso básico para abordar nuestras principales preocupaciones".
Lo curioso es que la reunión, programada para tres o cuatro horas, duró exactamente 1 hora y 40 minutos. Ningún comunicado conjunto. Ningún firmado. Solo declaraciones separadas. Trump, sin embargo, lo calificó como "increíble" y "un gran éxito". Xi Jinping, por su parte, elogió públicamente a Trump por su disposición a "asumir conjuntamente nuestra responsabilidad como potencias" en conflictos globales como Ucrania y Gaza —un giro diplomático inusual, dado que China ha mantenido una postura de neutralidad en la guerra ruso-ucraniana.
Lo que no se resolvió —y lo que podría estallar
La reunión no tocó todos los temas. Trump reveló que ambos discutieron la venta de chips NVIDIA H100 a China, pero no llegaron a un acuerdo. Ese tema sigue en el limbo. Y mientras Washington celebra el alivio comercial, en los tribunales se gesta otra batalla. El 28 de octubre, la Cámara de Comercio de EE.UU. y la Asociación Nacional de Agricultores presentaron documentos judiciales en el caso No. 25-678 para anular los poderes de emergencia que Trump invocó para imponer aranceles sin autorización del Congreso. Si la Corte Suprema acepta el recurso, podría invalidar no solo este acuerdo, sino todos los aranceles basados en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional.
Además, el mercado de tierras raras ya reaccionó. Los precios de disprosio subieron un 8% en Shanghái tras el anuncio, anticipando una posible sobreoferta. Y aunque China suspende las restricciones, no las elimina. Puede volver a imponerlas con 30 días de aviso. "Es un aplazamiento, no una paz duradera", advirtió la analista de recursos estratégicos Li Wei, del Instituto de Estudios de Seguridad de Pekín.
¿Qué sigue? El reloj empieza a correr
El calendario es clave. En 12 meses, el 1 de noviembre de 2026, las restricciones a tierras raras volverán a estar vigentes —a menos que se renueven. Y en ese plazo, EE.UU. espera que China haya logrado resultados tangibles en la lucha contra los laboratorios de fentanilo. Si no, el 10% restante de aranceles podría reaparecer, y con él, la incertidumbre. Mientras tanto, las empresas estadounidenses están ya reanudando pedidos de componentes chinos, y los productores de soja en Iowa y Illinois celebran con más optimismo que en años. Pero este acuerdo no es un final. Es un trégua con fecha de caducidad.
Frequently Asked Questions
¿Por qué se levantaron las restricciones a las tierras raras ahora?
China levantó las restricciones como contrapartida al recorte de aranceles estadounidenses sobre productos chinos, especialmente los vinculados al fentanilo. Las tierras raras son un arma estratégica: China controla el 60% del procesamiento global. Al suspenderlas por un año, evita una crisis global en electrónica y energía limpia, mientras gana tiempo diplomático y económico. Pero no es una eliminación permanente: puede reactivarlas con 30 días de aviso.
¿Cómo afecta esto a los consumidores estadounidenses?
Directamente, los precios de productos electrónicos, baterías de coches eléctricos y dispositivos médicos podrían bajar ligeramente en 2026, al reducirse los costos de producción en China. Indirectamente, la reanudación de compras de soja ayudará a estabilizar los precios de alimentos como carne de cerdo y leche, que dependen del alimento animal. Pero si los aranceles vuelven en 2026, los beneficios podrían desaparecer.
¿Qué pasa con los chips NVIDIA H100?
No se llegó a ningún acuerdo sobre la venta de chips NVIDIA H100, los más potentes para inteligencia artificial. Estados Unidos sigue prohibiendo su exportación a China por razones de seguridad nacional. La reunión apenas los mencionó, lo que sugiere que este tema sigue en el punto de mira. Es probable que se convierta en la próxima gran tensión entre ambas potencias.
¿Es realista que China controle el fentanilo?
Es difícil. Los precursores químicos se fabrican en fábricas pequeñas y móviles, muchas veces en provincias con poca supervisión. China ha detenido laboratorios antes, pero la demanda estadounidense es tan alta que nuevos operadores surgen rápidamente. Sin cooperación con México —donde se fabrica el fentanilo final— y sin sanciones a bancos que lavan dinero, el control será limitado. El 10% de aranceles restante será el termómetro de esa cooperación.
¿Puede este acuerdo sobrevivir si Trump pierde las elecciones de 2026?
No está garantizado. El acuerdo se basa en poderes de emergencia que Trump invocó sin autorización del Congreso. Si un nuevo presidente, ya sea demócrata o republicano, decide que esos poderes son inconstitucionales —como pide la Cámara de Comercio en el caso 25-678—, podría anularlo. Además, China no confía en acuerdos personales. Lo que Trump firma hoy, podría deshacerlo mañana su sucesor.
¿Por qué se eligió Busán como sede?
Busán fue elegida por su neutralidad geográfica y su proximidad a ambos países. No es territorio chino ni estadounidense, ni de Corea del Norte. Además, la cumbre de la ASEAN ya reunía a líderes asiáticos, lo que facilitó la logística. Pero más allá de lo simbólico, la elección muestra que EE.UU. y China buscan acuerdos en foros multilaterales, evitando encuentros bilaterales que puedan ser percibidos como concesiones.
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